Importancia Ecológica
Las elevadas dunas de arena, las escarpadas montañas volcánicas, los extensos cráteres y el suelo desértico circundante de la Reserva de la Biosfera El Pinacate albergan especies que sólo pueden sobrevivir en un clima de sol intenso, de lluvias muy escasas y de temperaturas que ascienden muy rápidamente. En un lugar que generalmente se cree desprovisto de vida, se pueden encontrar más de 540 especies de plantas vasculares, 40 especies de mamíferos, 200 de aves, 40 de reptiles y anfibios y cuatro especies de peces de agua dulce. Muchas de estas especies son endémicas y se encuentran amenazadas o en peligro de extinción.
Amenazas
Como en la mayor parte de las áreas protegidas de México, la población local depende de los recursos naturales de El Pinacate. Si bien la reserva está mayormente deshabitada, en el pasado, la minería de arena y cenizas ha sido una fuente de recursos. La ganadería es un uso marginal y no sostenible de los recursos, y en donde se la practica, deja el suelo desnudo y afectado y las fuentes de agua contaminadas. Los cercos que se construyen con estos fines han obstaculizado el movimiento de la vida silvestre, en particular del berrendo, que a diferencia del venado, no puede saltar sobre los cercos. El tránsito no controlado de vehículos fuera de los caminos ha erosionado las dunas y dejado marcas permanentes en el frágil desierto. Las amenazas a largo plazo más significativas han sido la introducción de malezas invasoras a lo largo de los caminos y en las dunas, y de peces no nativos en las escasas fuentes de agua.
Una Estrategia para el Éxito
Cuando PeP comenzó a trabajar en El Pinacate, la reserva no contaba con personal, equipo de campo, vehículos o un centro de visitantes. Los caminos de tierra y los senderos atravesaban las frágiles dunas y las formaciones de origen volcánico y las únicas actividades de conservación realizadas eran el monitoreo del berrendo y del borrego cimarrón. Con el apoyo de PeP, se contrató un plantel completo, se instaló una infraestructura básica y se iniciaron programas de conservación fundamentales tales como educación ambiental y extensión comunitaria.
PeP trabajó con la organización socia Instituto de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable del Estado de Sonora (IMADES) a fin de llevar a cabo actividades de conservación que resultaron en la consolidación del sitio en 1999. Se realizaron rápidamente negociaciones con el gobierno mexicano, las compañías mineras y el personal de la reserva para acabar con las actividades mineras ilegales en el área hasta que se establecieran regulaciones apropiadas. Actualmente, la minería está bajo control y en algunos lugares se la ha eliminado completamente. Los propietarios de tierras privadas y ejidales (comunitarias) participaron en la preparación del borrador de un plan de manejo y ayudaron a definir actividades económicas apropiadas.
La información actualizada sobre la propiedad de la tierra le permitió al personal de la reserva considerar la compra de las pocas propiedades privadas dentro de la zona más sensible de la reserva — las dunas activas. Se llevaron a cabo negociaciones con los propietarios ejidales y se presentó una propuesta a los funcionarios gubernamentales.
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